Una inundación es la ocupación por parte del agua de zonas que habitualmente están libres de esta, por desbordamiento de ríos y arroyos. Las crecidas son procesos naturales asociados a la propia naturaleza del río; es inevitable que esporádicamente el nivel agua suba. Por tanto, las inundaciones son procesos naturales que se han producido periódicamente y que han sido la causa de la formación de las llanuras en los valles de los ríos. No obstante, la frecuencia y magnitud de estas crecidas será siempre variable, y resultan casi imposibles de predecir. Las crecidas constituyen un riesgo porque el ser humano, históricamente, se ha apropiado de los terrenos liberados por el río en aguas bajas, y ha construido edificios, empresas e infraestructuras en él. Siendo las inundaciones un proceso natural que siempre ha existido, los problemas han comenzado al localizar los desarrollos humanos en áreas inundables; más aún, las llanuras de los ríos albergan las tierras más fértiles, como resultado de dicho proceso de inundación periódica, y son terrenos donde tradicionalmente se ha desarrollado la agricultura.

Considerando la orografía de nuestro territorio, los estrechos valles han sido únicas áreas, o mejor dicho, las más fáciles para construir. En estos valles se han desarrollado diversos usos en un área limitada, lo que ha tenido un efecto directo en el espacio reservado al río. Así, en los valles que albergan los principales desarrollos urbanos e industriales los cauces de los ríos han sido encauzados, creando canales de una anchura determinada. En época de aguas bajas estos usos no presentan problemas, pero en episodios de fuertes precipitaciones, cuando el nivel de las aguas aumenta, el río reclama el espacio que le corresponde, se desborda y las inundaciones provocan diversos daños.

La transición de usos registrada en las llanuras de inundación – desde la agricultura a otros usos- puede apreciarse si comparamos el aspecto que presenta el núcleo urbano de Bergara en los años 1946 y 2018. Se observa claramente cómo los principales desarrollos se han localizado en las vegas del río Deba, y cómo progresivamente se ha ido privando al río del espacio para poder expandirse en épocas de crecida.

 

Imágenes: Arriba el núcleo urbano de Bergara en 1926, abajo en 2018. Fuente: b5m, Diputación Foral de Gipuzkoa.

Hoy en día sabemos que los encauzamientos no resultan medidas tan efectivas contra las inundaciones, ya que se limitan a trasladar el problema a otro punto. Por tanto, para reducir los efectos y riesgos de las inundaciones resulta fundamental la adopción de otro tipo de medidas, en especial aquellas dirigidas a liberar espacio al río para que se expanda en épocas de crecida. No obstante, esto resulta imposible en muchos casos, ya que no podemos cambiar de sitio las poblaciones. En este contexto, es necesaria la puesta en marcha de un paquete de medidas de distinta tipología para gestionar el riego de inundación de la forma más sostenible posible.

 

 Fotografia: 2018ko ekainean San Migelen egondako uholdea. Iturria: Noticias de Gipuzkoa

Para ello, la Agencia Vasca del Agua ha elaborado el Plan de Gestión del Riesgo de Inundación de la CAPV (2015-2021), con objeto de impulsar una gestión conjunta de las cuencas a nivel autonómico y gestionar el riesgo de inundación de forma integral. El objetivo principal del Plan es definir un conjunto de actuaciones priorizadas encaminadas a reducir las consecuencias adversas de las inundaciones para la salud humana, el medio ambiente, el patrimonio cultural, la actividad económica y las infraestructuras.

Las actuaciones recogidas en el programa de medidas para la consecución de estos objetivos se clasifican de la siguiente manera:

  • Medidas de prevención de inundaciones: La medida más eficaz para prevenir el riesgo es no generar esa situación de riesgo. Para ello, resultan fundamentales las limitaciones establecidas a determinados usos en zonas inundables (principalmente limitaciones a nuevas edificaciones e infraestructuras). Conjuntamente, es conveniente la elaboración de estudios de mejora del conocimiento sobre la gestión del riesgo de inundación, así como ejecutar programas de mantenimiento de la capacidad de desagüe de los cauces.
  • Medidas de protección frente a inundaciones: Las medidas de protección se basan en la restauración, tanto hidrológico-forestal como fluvial. Además, hay que considerar el efecto que tiene en episodios de crecida la escasa capacidad de drenaje que presentan las infraestructuras y núcleos urbanos; por tanto, resulta necesaria la adopción de medidas para mejora del drenaje de las infraestructuras lineales y fomentar la mejora de la capacidad de drenaje de áreas urbanas (como son sistemas de drenaje sostenible). Por último, se incluyen en este apartado las medidas estructurales (encauzamientos, escolleras, etc.): se limitan a los casos que queda justificado para asegurar la protección de las personas.
  • Medidas de preparación frente a inundaciones: El Sistema de Predicción y Alertas Hidrológicas (UHATE) proporciona a los servicios de emergencia información sobre la probable evolución de los caudales circulantes por la red fluvial de la CAPV, de manera que se puedan adelantar sus decisiones. Resulta fundamental seguir mejorando dicho sistema, para lograr disponer de la información más exacta posible con horas/días de antelación y, en base a ello, poder adoptar las medidas y respuestas oportunas. Este Sistema de Alerta se complementa con Planes de Protección Civil que gestionan el riesgo de inundación de forma adecuada.
  • Medidas de preparación frente a inundaciones: se propone la promover la suscripción de seguros para la restauración de daños causados por inundaciones, en especial para la agricultura. El citado Plan recoge, además, disponer de planes adecuados para atender a personas y actividades afectados por inundaciones y realizar una evaluación de las lecciones aprendidas tras los episodios de inundaciones.

 

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