El día 23 de abril se celebrará en seminarixoa de Bergara el homenaje a los 'Niños de la Guerra' de la localidad. Sin embargo, Felipe Zúñiga Sánchez no podrá participar en el acto, ya que reside en la residencia de Viana (Nafarroa). Por ello, ayer, 6 de abril, representantes de la asociación Intxorta 1937 le entregaron como recuerdo la escultura 'Egiaren iturria' (La fuente de la verdad) realizada por el artista Iñigo Arregi y la carta escrita por el alcalde de Bergara. Zuñiga ha recibido con mucha ilusión la visita y la escultura.

El padre de Felipe Zúñiga trabajaba como feriante y con él recorría las fiestas de verano de pueblo en pueblo. Cuando comenzó el golpe, su padre y dos hermanos se encontraban en Nafarroa estando él en Bergara. Así emprendió el camino a Rusia.

En el puerto de Santurtzi fue embarcado en el Habana y trasladado a Burdeos cuando tenía 14 años. Dijo que tenía 12 años para poder ir a la Unión Soviética. En Burdeos tomó otro barco que se dirigía a Leningrado. Allí recibieron una bienvenida muy calurosa. A pesar del hambre, primero desparasitaron a los niños y niñas quemaron sus ropas. Les dieron caviar para comer. Después los llevaron al pueblo de Jarson.

El 22 de junio de 1941, cuando se cumplían 4 años de su llegada a la URSS, entraron los nazis, rompiendo el pacto que tenían firmado Stalin y Hitler. Tuvo que huir entonces hacia otro lado. La buena vida hasta entonces había empeorado bastante a los niños: la fuga, el hambre, el frío... Zúñiga se libró de participar en la guerra porque dijo a bordo de la Habana que tenía 12 años, ya que tenía edad para la guerra. En 1956 se trasladó a España.

 

 

 

 

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